jueves, 31 de enero de 2008

Pasaje PAM de Rosario

El Pasaje PAM es uno de esos misterios urbanos que están escondidos a plena luz. A media cuadra de donde se cruzan las dos calles peatonales del centro de Rosario, una entrada a lo que parece una vieja galería de compras (de las que abundan) resulta ser el comienzo de un pasillo que corta toda la manzana, desde calle Córdoba hasta calle Santa Fe, saliendo a pocos pasos del edificio feo e imponente del Nuevo Banco de Santa Fe (casa matriz). El pasillo es recto y está embaldosado al estilo antiguo. En algunas partes es luminoso, en otras oscuro. Hay faroles de luz redondos sobre pilares, hay oficinas, una luthería, casas de artesanías, un tablero de anuncios de eventos artísticos y cursos abiertos al público; hay muchas puertas cerradas, oscuras, y plantas. En el centro mismo de la manzana (el punto medio del pasillo), hay como una pequeña casa con rejas trabajadas y vitraux de colores claros. En cada extremo del pasillo hay ascensores, de los de rejas negras y mecanismo al descubierto, y venerables escaleras con pasamanos de metal muy pesado, que llevan a un pasillo paralelo arriba, a un patio con un agujero y una baranda protectora. El techo es una telaraña de metal y vidrio transparente, y su luz se derrama hasta el piso de abajo. Aquí no es nunca de día ni de noche. Hay una sugestiva diferencia entre un día de sol, en que el techo como de invernadero es azul y una luz amarillenta permite adivinar el mediodía abajo, y un día de lluvia, en que todo es gris y se escucha el sonido del agua a lo lejos. El Pasaje PAM es como una pequeña ciudad, o un vecindario resumido. Parece increíble que tantas cosas puedan caber en tan cortos metros, y que tal silencio pueda existir en el mismo núcleo del ruido y de la agitación urbana.

1 comentarios:

Taller Literario Andés dijo...

Allí tambien se escribe esta el Taller Literario "Andés" en el silencio y la paz de la oficina 16